Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
22 En la violencia ejercida contra la mujer están de por medio ciertas conductas atribuidas a la relación entre sexos. El hombre puede ser agresivo y autoritario, la mujer debe ser sumisa y resignada. La propia familia muchas veces se opone a que se denuncien estos actos de violencia por salvar el honor y para evitar el qué dirán. Se considera al hogar como un lugar sagrado en el cual nadie se debe inmiscuir, se le resta importancia a la violencia contra la mujer considerándola algo natural en la relación de la pareja, o denominándola como peleas domésticas o asuntos de faldas, que no merecen ser tomados en serio y que, por lo tanto no pueden ser considerados como crímenes. Las mujeres aceptan la superioridad y el dominio masculino y reconocen a los hombres el derecho a controlar su comportamiento, luego toda esta actitud se las transmite a sus hijos e hijas, y después aquellos tratarán de la misma manera a sus parejas. 1.4.2. Personalidad del Maltratador El hombre no sólo puede haber sido un niño violento, sino que también es el producto de un sistema social que ofrece todos los ingredientes para alimentar esa forma de ser. Sin embargo cuando una persona llega a la adultez, cuando aparece la responsabilidad humana y legal por los propios actos, ya no podemos limitarnos a comprender las motivaciones que lo llevaron a la acción destructiva. Los antecedentes no pueden ser tomados como excusa o justificación del daño ocasionado a otros. 25 (FERREIRA GRACIELA. 1992.216) Según las investigaciones realizadas, señalan que el hombre maltratador 26 se encuentra en dos categorías: Pitbull y Cobra, con sus propias características personales: Pitbull: Solamente es violento con las personas que ama. 25 FERREIRA B. Graciela. Hombres violentos mujeres maltratadas. Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1992. p. 216. 26 FERREIRA B. Graciela. Op. Cit. pp. 217-224
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