Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

45 los contratos realizados, como ocurre con la Asociación de trabajadores en Hojalata del Penal de San Pedro, que trabajan para 3 fiestas grandes a lo largo del año. En estos casos la celda no es el espacio de comodidad y resguardo frente al mundo de la cárcel, sino más bien un espacio de producción necesario para seguir existiendo. Ahora bien ¿cuáles son los criterios para contar con una celda? Encontramos que hasta la década de los 80, en el occidente del país, el Estado con una representación de los prisioneros decidía sobre la repartición de las celdas, principalmente por la antigüedad y el buen comportamiento. Ese sistema de alguna forma a vuelto a ser parte del sistema penitenciario desde la construcción de las grandes cárceles de seguridad, o bien se ha mantenido por la organización de los prisioneros, como en San Pedro de Oruro o en las carceletas por el escaso espacio por disponer. Sin embargo, hasta el 70% del sistema penitenciario aún se encuentra bajo las reglas del mercado de celdas. Compra y venta de los espacios penitenciarios que, por ser tan escasos, tienen un costo mayor según sea el departamento y el espacio disponible; en San Pedro de La Paz puede encontrarse celdas hasta en 200 US$, en cambio en Cochabamba no cuestan menos de 700 US$. Ahora bien, toda transacción tiene el consiguiente referido “contrato de transferencia de la propiedad” en casos como el de San Pedro avalado por la representación de los prisioneros que cobra un impuesto por transacción, que permite luego la inversión en recursos para la sección donde se encuentra el bien objeto de la transacción. En el caso de los servicios de agua y luz en los penales encontramos que, en gran parte del sistema penal, es de libre disponibilidad, lo que ha permitido en el caso de la luz eléctrica que los múltiples talleres penitenciarios funcionen con un margen mayor de ganancia o de competencia con los artesanos exteriores al penal en tanto los costos de producción pueden abaratarse. Sin embargo, esta situación cambia en los sistemas construidos en el último tiempo en tanto el control y supervisión está a cargo de la seguridad penitenciaria. Lo más lamentable es que se cuida el uso de la luz en tanto gasto, sin ver por las condiciones laborales de los prisioneros; es el caso de prisioneros que organizados empezaron un negocio de peces en Chonchocoro y que fueron observados por la gobernación del penal por realizar un excesivo gasto de luz. Por otra parte, la libre disponibilidad en realidad se convierte en restringida por las abultadas cuentas sin pagar que tiene el Estado tanto en el rubro de electricidad como de agua potable. En muchos casos como los de Cochabamba o de Chonchocoro, los penales se

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