Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
34 racional. Tal clasificación el agrupar a los penados en razones del diagnóstico que se haga de su personalidad, tipo de delito cometido y circunstancia que le rodearon. En conclusión, no hay tratamiento reeducativo en los penales de Latinoamérica. Falta de una verdadera enseñanza elemental: las instituciones penitenciarias de Latinoamérica, adolecen de muchísimas falencias. Sin embargo, con todas sus deficiencias, la enseñanza elemental no parece ser lo que peor marcha en los penales, por ejemplo, se dictan cursos de enseñanza de vocación técnica. Cierto es que el número de inscritos en estos estudios es mínimo. El aspecto de la enseñanza, y más que la enseñanza la educación propiamente dicha, es uno de los más importantes en el tratamiento de los delincuentes. Universalmente sus resultados han sido satisfactorios y constituyen una de las fórmulas más eficaces, a juzgar por las cifras que conocemos, para combatir la reincidencia. Falta de aprendizaje de un oficio: El aprendizaje de un oficio es factor altamente útil para el tratamiento del recluso. Se trata de hacerle cambiar la profesión al sujeto: que deje el oficio de delincuente y tome el oficio que se le ha enseñado. En general, el ocio y la desorganización de las prisiones hacen que esto se cumpla en un número minoritario de casos. Seguramente lo más frecuente que sucede no es que el recluso aprenda un oficio, sino que el ocio forzoso le haga olvidar el que sabía. Un personal de custodia que, en general, no esté capacitado para una tarea verdaderamente asistencial. En algunos países, como Argentina y cuba tienen una formación paramilitar. En Venezuela existe la Escuela de formación del personal penitenciario, que tiene carácter totalmente civil y para la cual se han propuesto reformas fundamentales. Existen notables deficiencias y limitaciones en el diseño general del plan de aceptación y del plan formativo. El caso es que los salarios y las condiciones de trabajo de este personal son precarios. Tienen bajos sueldos y escasa o ninguna seguridad social. Médicos generales, médicos psiquiatras y odontólogos, le dedican escasas horas a su tarea penitenciaria y tiende a salir de ella de cualquier manera, con irregularidades en la asistencia y en la prestación del servicio. A ello se añade que este personal técnico suele carecer de una mínima formación penitenciaria. Deberían dictarse cursillos básicos de información criminológica, penológica y penitenciaria. Por otro lado, existe la ausencia en la mayoría de los sistemas y regímenes penitenciarios de un verdadero
RkJQdWJsaXNoZXIy Mjc5NTQw