Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
25 En Grecia Platón sostenía que cada tribunal debía tener su cárcel propia, para que los que delinquían fuesen encerrados de por vida. Propuso que fueran construidas tres clases de cárceles: una en la plaza del mercado, a la que denominaba "cárcel para custodia", otra en la misma ciudad, a la que denominaba "casa de corrección" y por último una en la región sombría y desierta a la que denominaba "lugar de suplicio". En la antigua Grecia la cárcel era un medio para prevenir la fuga de los acusados. Pero las leyes de Ática le atribuían otro significado puesto que ordenaban que los ladrones, además de la indemnización que debían abonar, debieran cumplir cinco días y cinco noches en la cárcel con cadenas. También existía la cárcel para los que no pagaban los impuestos, es decir los deudores del Estado. Los que perjudicaban a un comerciante o a un propietario de buques y no abonaban las deudas, debían quedar en la cárcel hasta tanto cumpliesen con sus pagos. Figura 06: Cárcel de Sócrates, Antigua Grecia Fuente: https://algundiaenalgunaparte.com/ En Esparta Polibio relató que el conspirador Cleomenes fue encerrado en una gran casa donde estaba bien custodiado, con la diferencia de otros prisioneros, en que el lugar donde éste estaba era más espacioso. Según Plutarco durante el reinado de Agis (1000 años a.C.) calabozos a los que denominaba “rayada”, allí se ahogaban a los sentenciados a muerte. Figura 07: Cárcel, Esparta Fuente: https://www.shutterstock.com/es/search/calabozo
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