Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

95 Durante la segunda mitad de 1950 los nuevos materiales son ensayados en diferentes obras, entre ellos se destaca el ladrillo cerámico visto, el revestimiento de piedra y pastillas cerámicas brasileñas, así como el uso del ladrillo vidriado argentino; las tuberías de cemento o acero eran utilizadas a modo de columnas, y las primeras cubiertas planas de losas de hormigón armado se construyeron con pisos de mosaicos de hormigón y tejas industriales. A fines de 1950 se emplea el uso de carpintería de aluminio, parasoles, jardineras colgantes, los aventanamientos circulares y los muros cortina de vidrio (Limpias, 2001; Limpias, 2016). En 1960, una nueva tecnología constructiva basada en el uso del hormigón armado reemplazó lentamente al uso de muros portantes de ladrillo asentados en cal. Sin embargo, la estructura mixta de hormigón armado con cerramientos de ladrillo adobito aparejado en carga o soguilla, se convirtió desde esa década en la tipología constructiva más utilizada (Limpias, 2001). Conforme se experimentaba con nuevos materiales, varios fueron sistemáticamente descartados y otros se consolidaron. En este proceso de ensayo-error-corrección, los tres mayores desaciertos tecnológicos y ambientales fueron reconocidos por la generación siguiente: las cubiertas de losas planas, la volumetría sin aleros y los grandes aventanamientos sin galería. Para fines de 1970, ya no dominaban las preferencias arquitectónicas locales (Limpias, 2001). Las viviendas aisladas diseñadas en la primera etapa de 1970 tienen en común la resolución integrada de los espacios habitacionales en un sólo volumen, y en muchos casos no se generan los espacios semicubiertos necesarios para lograr condiciones adecuadas de intimidad, separación de funciones y circulaciones. Para la segunda mitad de 1970, las cubiertas de teja cerámica con pendiente pronunciada, los aleros en voladizo y los corredores exteriores o galerías fueron cada vez más utilizados, y los aventamientos se limitaron a las zonas protegidas (Limpias, 2001). La expansión arbitraria de la vivienda cruceña permitió reconocer nuevas necesidades y facilitó el diseño de viviendas mejor adaptadas al nuevo estilo de vida. Esto ocurrió principalmente en la década siguiente, en donde la vivienda ganó pocas adiciones y experimentó menos transformaciones (Limpias, 2001). Algunas obras públicas diseñadas en 1970 que tenían las incorporaciones de los principios modernistas, tuvieron que esperar a que pase la grave crisis política y económica que azotó el país entre 1978 y 1985, para ser ejecutadas (Limpias, 2016).

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