Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

82 social, y no una verdadera respuesta al mundo industrializado. Es por esto que la arquitectura estuvo marcada por una adaptación de las tecnologías vernáculas y los sistemas constructivos tradicionales, incorporando de manera parcial las tecnologías, sistemas constructivos y materiales que el movimiento moderno trajo consigo (Aramayo, 2017; Browne, 1988). Así, en Bolivia, la incorporación de los principios modernistas se fue desencadenando tardíamente, durante los primeros años de la década de 1930, a pesar de que la primera obra modernista boliviana construida en la ciudad de La Paz entre 1931 a 1935, proyecto de los hermanos Luis y Alberto Iturralde, recién en 1940 esa arquitectura gano fuerza como racionalista teniendo su auge en 1950 tomando finalmente el nombre de arquitectura internacional. El edificio Atelier fue el pionero en introducir conceptos del nuevo repertorio arquitectónico: formas puras, ausencia de elementos decorativos, superficies blancas, aberturas de manera a sugerir la estructura independiente y losa plana, además de la planta organizada funcionalmente. Esa obra adquirió un significado especial, ya que se tornó un marco referencial de una nueva época y consagró a los arquitectos como exponentes de la arquitectura moderna boliviana. Debido a que la arquitectura como cualquiera de las otras artes, es el reflejo de la sociedad en que se desenvuelve, en particular la arquitectura boliviana es el reflejo de una sociedad que se debate aún en el problema de personalidad y de raíces, que va en busca de su propia identidad, que atraviesa una crisis antes de haber encontrado la conjunción de una dirección común que pueda reunir una población que enfrenta realidades distintas (Mesa, 2016). La arquitectura en Bolivia es parte de un proceso permanente, producto de una serie de hechos históricos que involucran aspectos políticos, económicos y sociales. Por tanto, el conocimiento amplio de esos acontecimientos que intervinieron de alguna manera en el tema, permitirá una mejor comprensión de la correlación entre el espacio construido y las políticas públicas (Chugar, 2012).