Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

42 arquitectura de carácter científico, aunque ello significara adoptar a la antigua academia institucionalizando sus propios preceptos como excluyentes de otras formas de pensar. Todo ello suponía, que estaba basado en premisas que no partirían del subjetivo gusto sino de la razón (Gutiérrez & Gutiérrez, 2012). Otro aspecto es la apertura a la problemática social, fundamentada a la necesidad de encarar desde la arquitectura ‘de masas’ respuestas adecuadas para los sectores de la población que no habían encontrado espacio en las preocupaciones sustanciales del debate arquitectónico de principios de siglo. Esta acción en realidad venía de la década anterior cuando habían comenzado a sancionarse las leyes de ‘casas baratas’, ‘casas económicas’ o ‘vivienda obrera’ en varios países americanos. Estas propuestas se hacían en general desde una perspectiva asistencialista del Estado sin clarificar estrategias de diseño, desarrollo tecnológico ni formas de inserción en las tramas urbanas. Los cuales encontraron dentro de los posteriores congresos de la CIAM años más tarde (Gutiérrez & Gutiérrez, 2012; Segre, 1991). Sin embargo, a pesar de lo acotado, las historias de Leonardo Benévolo (1960) y Gideon (1962) años después presentan un cambio conceptual significativo. Mientras Benévolo reconoce el autónomo desarrollo de la arquitectura de la región, Gideon reflexiona que la arquitectura no debe responder únicamente a un tiempo sino también al lugar donde se desarrolla, evidenciando ambas posturas el cuestionamiento de la existencia de una arquitectura moderna de características universales. América Latina reconoció que no debía aceptar los caminos propuestos, desde afuera, sino consideró que era necesario entender su arquitectura en relación con la identidad local, para poder trazar un camino propio que respondiera a sus necesidades particulares (Fernández & Palomino, 2017). Así, Ramón Gutiérrez (1985) expresaba que en Latinoamérica más que construir una arquitectura adecuada a la época el objetivo era encontrar un estilo latinoamericano, adecuado al lugar, que lograra sobreponerse a los estilos europeos que carecían de consideración hacia el pasado y las características de América Latina. Es así como Silvia Arango 9 (citado en Fernández & Palomino, 2017) plantea que es posible interpretar a la arquitectura latinoamericana de dos maneras opuestas. Por un lado, insertándose en un marco internacional, a partir de un análisis de estilo y la forma en que los elementos que provienen de la influencia extranjera niegan la posibilidad de construir obras con respuestas autóctonas. Mientras que, por otro lado, puede realizarse un análisis desde 9 Artículo publicado en 2012 titulado “Arquitectura moderna latinoamericana: El juego de las Interpretaciones”.

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