Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

17 centros de arte del mundo, desde el siglo XVIII, se especializaron en hacer réplicas en yeso o escayola de las piezas más importantes de su colección. La fundación del Victoria & Albert constituyó un referente mundial, ya que no solo incorporó réplicas de las principales piezas del British Museum , sino también de los principales monumentos de la Antigüedad, desde la columna de Trajano a los Arcos de Triunfo Romanos. En la segunda mitad del siglo XX, bajo los embates teóricos de la nueva museología, los museos de réplicas perdieron interés y la mayoría fueron desmontados. Al mismo tiempo, en los museos convencionales, las réplicas de objetos se retiraron paulatinamente a los almacenes. La nueva museografía apostaba por las piezas originales. (Martin, 2011, p.14- 15) Sin embargo, esta tendencia creó un hueco en la interpretación; las piezas originales que no son otra cosa que fragmentos del pasado no podían explicar correctamente este pasado. De ahí nació la necesidad de interpretar el patrimonio con parámetros nuevos. En los tratados de museografía hay una parte que cada vez adquiere más importancia: es la dedicada a las fórmulas más eficaces para establecer una buena comunicación entre el público y el museo, así como los principios generales de la gestión y de la financiación de la institución museal. Casi nada de esto es relevante en un Centro de Interpretación, ya que éste no requiere necesariamente la existencia de una colección; por lo tanto, no se plantea la seguridad de los objetos ni la conservación preventiva ni el inventario. Para el Centro de Interpretación lo más importante es el público. La aparición de los Centros de Interpretación, surge en 1957 asociada al término “interpretación del patrimonio”, concepto importado de EE.UU . y Canadá. Fue Freeman Tilden, en su obra “InterpretingourHeritage”, quien definió el concepto como: Una actividad educativa que pretende revelar significados e interrelaciones a través del uso de objetos originales, por un contacto directo con el recurso o por medios ilustrativos, no limitándose a dar una mera información de los hechos. Interpretar equivale, por lo tanto, a traducir a un lenguaje museográfico los conceptos asociados a los elementos patrimoniales ya sean objetos, restos, edificios o espacios naturales. El concepto “interpretar” ha sido el responsable de la aparición de nuevas fórmulas de presentación del patrimonio que, aun cuando han nacido en contextos museológicos, se han separado de los museos porque no utilizan ni necesitan elementos originales. En el sentido estricto no se trata de museos, ya que no tienen las funciones de un museo.

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