Universidad Católica Boliviana "San Pablo"
2 todos los sectores se muevan hacia la búsqueda de mecanismos que les permitan demostrar su compromiso con el medio ambiente, diferenciarse de la competencia y ganar mercado. (Goleman, 2009). En este sentido, las iniciativas alrededor del plástico se perfilan dentro de las más apreciadas por el consumidor del futuro, ya que se trata de un claro ejemplo de material cuya biodegradación es cada vez más necesaria. Estadísticas internacionales indican que los vasos y bolsas plásticas tradicionales pueden tardar entre 400 y 1.000 años en biodegradarse. El problema es mayor si se tiene en cuenta que en el mundo aún no hay conciencia alrededor del reciclaje, lo que quiere decir que muchos materiales entran en contacto con el medio ambiente representando un grave peligro para el ecosistema. (Dinero, 2009) Más de “8 millones de toneladas de plástico son echados al océano anualmente causando gran contaminación; además, de problemas en la red de desagües como ocurrió durante una inundación en Bangladesh, por lo que en el 2002 prohibieron su uso. China, Kenia, Ruanda y recientemente Francia han prohibido la distribución de bolsas de plástico en supermercados así como platos y vasos de plástico desechables, reemplazándolos por otros que contienen material biológico”. (Eldiario, 2017) En Bolivia el elevado consumo de plástico también es preocupante, principalmente en las ciudades capitales, por cuanto genéra serios problemas de contaminación en las cuencas urbanas. Santa Cruz de la Sierra, en concreto, genera 210 toneladas de residuos plásticos por día. De todo ello, el 50% es categorizado como plástico de 'un solo uso'. A este resultado llega la Empresa Municipal de Aseo Urbano Santa Cruz (Emacruz), luego de un estudio de caracterización de residuos sólidos. De igual modo, Jorge Alberto Alba, Jefe de gestión de residuos de la municipalidad, afirma que los mercados generan unas 20 toneladas de basura por día en las cuáles predomina el plástico. “La gente no hace la debida separación de cartones, vidrios, papel y plástico, lo que hace difícil el proceso de reciclaje”, apunta Alba. No obstante, aquí es donde la cifra se torna pequeña: tan solo el 14% del total de residuos plásticos generados en la ciudad es recuperado para reciclaje. El resto, aquellos restos de este material que no son aptos para este fin, terminan siendo enterrados en rellenos sanitarios o, peor aún, dispersos por toda la ciudad. (Fernández, 2019)
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