Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

94 55% del total. Según la consultora, a Europa le siguieron las regiones de Asia y Oceanía con una cuarta parte; América con un 19% y el resto del mundo con el restante 1%. (Press, 2019) Es lógico pensar que la cualidad de biodegradable es positiva para el medio ambiente y para nuestra salud. De forma instintiva o simplemente aplicando el sentido común es fácil deducir que si un producto se degrada sin polucionar será inocuo para el entorno y nuestro organismo. (Isan, 2015) Sin embargo, esto no siempre es así, pues no solo los productos o materias primas naturales son biodegradables, y lógicamente todo lo biodegradable no es ni comestible ni inocuo para la salud. En realidad, el término alude también a los compuestos químicos que pueden degradarse por la misma acción biológica. La biodegradación es el proceso mediante el que organismos vivos, fundamentalmente bacterias y hongos, descomponen un material o alimento. Por otra parte, la biodegradabilidad es la facultad que tienen algunos materiales volver a integrarse en la naturaleza por la misma acción del medio ambiente. (Isan, 2015) Nuestra salud se beneficia de las formulaciones biodegradables de forma directa, pues suelen ser menos alergénicos, puesto que están hechos con sustancias naturales. Salvo excepciones, que también las hay, al no contener productos químicos especialmente tóxicos o venenosos también suelen ser más saludables. En lo que respecta a la naturaleza, la diferencia entre un producto biodegradable y otro que no lo es es tremenda. La misma que hay entre el sí y el no, el respeto ambiental y la contaminación del entorno. Los productos que no son biodegradables provocan un grave deterioro del entorno más inmediato, pudiendo alterar igualmente ecosistemas enteros. Ya sea en medios acuáticos, aéreo o terrestre, las sustancias o productos que no se degradan resultan tóxicas. Su impacto es negativo por el tiempo que tardan en desomponerse y también porque al hacerlo lentamente van polucionando igualmente y provocando daños en fauna y flora. Por ejemplo, un plástico puede tardar cientos de años en descomponerse por completo pero mientras lo hace contamina aguas y suelos. Y también son muy dañinas algunas formas de descomposición que

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