Universidad Católica Boliviana "San Pablo"

55 debemos entender que, aunque nosotros proporcionamos un servicio, este sólo se llevara a cabo con un esfuerzo mutuo de entendimiento. - El buscado: El diseñador busca al cliente. Este tipo de cliente surge, generalmente, de un proyecto auto encargado por nosotros mismos, y tiene la función de cliente – sponsor, así que debemos esforzarnos expresamente en que el cliente se implique en el proyecto, porque realmente le interesa como valor añadido para su empresa. Cuento más sincero seamos a la hora de plantear las ventajas del proyecto más agradecido se mostrará el cliente y viceversa. - El concurso: La empresa compite con otras para la consecución de un proyecto. Este es el momento en que realmente debemos de arriesgar pues el mero hecho de la competencia y de los recursos invertidos para un fin incierto, solo se verá recompensado si realmente destilamos creatividad por todos nuestros poros. Por supuesto no voy a entrar en consideraciones sobre lo apropiado o no de los concursos, pues, hoy por hoy todos sabemos que la ética de nuestra profesión nos obliga a participar sólo en concursos limpios y que trabajen con diseño remunerado para evitar así el concepto de determinadas instituciones y empresas de mil ideas a precio de una. Dependiendo de a que patrón pertenezca el cliente, su grado de fidelización y compromiso con tu empresa será diferente, pasando de un cliente favorable a la mutua colaboración, como es, el que viene por referencias, a uno casual o buscado en el que el esfuerzo para su captación puede variar en forma considerable, o un concurso en el que lo aséptico de la captación, estriba en la propia calidad del proyecto. Ante cualquiera de estos patrones, nuestro comportamiento ha de ser de auténticos profesionales de los servicios que ofertamos, creando siempre un ambiente distendido pero serio en el que el cliente se sienta respaldado por un posible colaborador en su proyecto 95 95 Fuente: http://www.tonovelasco.com

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